Fuera de la caja, dentro de la paz

Por Annette M. Tomey-Imbert, LMT, BA

Publicado por El Nuevo Día
23 de septiembre de 2012

Los padres y madres nos esmeramos por darles la mejor educación y crianza a nuestros hijos. Pero muchos no saben que para educarlos de forma efectiva, necesitamos crear un balance entre las exigencias para el logro de metas y los momentos de relajación o experiencias “fuera de la caja”.

Conocer este balance requiere disfrutar el momento presente. Al observar al niño en su individualidad, comprendemos que para maximizar su potencial no debe haber prisa, ni objetivos a largo plazo, ya que para el niño solo existe el presente. Asimismo, es vital entender que mientras menos ansiedad experimenta el niño, más receptivo y tranquilo estará.

Esto significa que debemos esmerarnos en crear espacios de relajación como parte de las tareas cotidianas, al igual que lo haces al reservarles una hora determinada para el estudio o la práctica deportiva. Esto garantiza que el niño tendrá un tiempo sin tensión, sin miedos , ni preocupaciones por el resultado final de lo que haga.

naturaleza para la relajación

Los niños necesitan “salir de la caja”, es decir: liberarse de las exigencias y sobre todo de las presiones impuestas que no dan resultados positivos.

Los elementos que inspiran relajación son claves para poder disfrutar de la hermosura de la niñez. Disfrutar de una caminata en un parque con árboles, o por la orilla de la playa son excelentes alternativas para que tanto los pequeños como sus padres puedan relajarse. Estos hábitos conducen a estados de relajación que llevan a conocerse y cuidarse mejor. Además, permiten al padre o al educador modelar estos hábitos frente a los niños, quienes aprenderán a relajarse siguiendo su ejemplo.

Al cuidarnos, comprendemos nuestras necesidades de descanso, alimentación y ejercicio lo que a su vez mejora nuestra calidad de vida. Si no te detienes a observar, a sentir y respirar lo que está ocurriendo dentro y fuera de ti, puedes seguir en un estado automático, donde atropellas lo que te rodea y, por ende, te atropellas a ti mismo.

Un estudio realizado por la Universidad de Michigan en el año 2008 confirmó que al caminar por un parque o un bosque por una hora, la capacidad de memorizar y concentrarse aumenta un 20 por ciento.

Al disfrutar del medio-ambiente natural procura no tener distractores como teléfonos móviles o reproductores de música. Observa la naturaleza, los pájaros. Intenta detectar el sonido de las hojas y el de tu propia respiración. Esto aumenta los niveles de serotonina, hormona responsable de la relajación.

Los niños, al observar maneras efectivas de “salir de la caja” y entrar a espacios de paz, manifiestan una sinergía hermosa de armonía en la familia y en su entorno. Esta capacidad de armonizar nuestros estados de ánimos es un regalo incalculable para nosotros y para la sociedad en la que vivimos.

Annette M. Tomey-Imbert BA es educadora en herramientas de bienestar, maestra de yoga, terapeuta de masaje licenciada y maestra en la Escuela de Artes Místicas.

Ejercicio de meditación
Para este espacio de meditación necesitas disponer de 5 a 15 minutos de tu tiempo.

1. Detente en un área cómoda. Puedes sentarte en una silla o en un “mat”, de tal manera que sostengas tu espalda cómodamente sobre la pared.

2. Cierra los ojos y conéctate con tu ser, deja ir tus preocupaciones, respira profundamente, sintiéndote protegido y tranquilo en ese instante.

3. Al cerrar los ojos, lleva tus pensamientos hacia tu interior. En ese momento llegarás a un lugar de paz que habita dentro de ti.

4. Al respirar, reconoce que todo está bien y que todas tus situaciones las puedes manejar en la luz de que no hay nada imposible. En ese lugar de paz podrás disfrutar del silencio que –en ese instante de relajación profunda– se hace cómplice de la energía del Poder Superior y te sentirás como quien visita a un templo sagrado. Justo luego de estar en silencio, tu corazón experimentará agradecimiento.

5. Relaja tus manos. Puedes frotarlas ocho veces y llevar esta energía a tu corazón, donde sellas la sensación de amor. Este amor comienza contigo mismo en ese abrazo de aceptación. En medio de tantas exigencias de la vida cotidiana, puedes respirar y decir: “Todo está bien, y confío porque grandes cosas se manifiestan en mi vida”.

Luego de la meditación

Haz una lista de todas las cosas por las cuales te sientes agradecido. Utiliza esta lista en los momentos en que necesites aliento o esperanza para seguir adelante.

De igual modo, este momento puede servirte para pensar en tus necesidades. Tal vez llegues a la conclusión de que te hace falta cuidar más de tu cuerpo físico o pasar más tiempo en contacto con la naturaleza. Esa realización es tuya y puedes llegar a ella por medio del autoconocimiento.

Ese momento de introspección puede también hacerte consciente de que no necesitas albergar en tu corazón emociones densas como el coraje o el rencor. Al llegar a esa realización, se abrirá la puerta del perdón y de la paz para ti. Esto se conoce como autocontrol e implica que podemos escoger nuestras emociones, responsabilizarnos por lo que sentimos y liberarnos de cargas negativas que nos enferman y nos limitan. Todas estas ideas de autoconocimiento se conocen como herramientas de bienestar para manifestar armonía, paz y salud en tu cuerpo físico, mental y emocional.

En la medida en que las ponemos en práctica, disfrutamos de sus maravillosos resultados y, a la vez, nuestros familiares (especialmente, los niños) se benefician al aprender técnicas saludables por medio del modelaje que les enseñamos.

Una vez se exponen a este tipo de métodos de relajación, toda la familia comienza a utilizar herramientas de bienestar para apoyar sus estados de ánimo si se encuentran en tensión. Al detener lo que está pasando y respirar conscientemente, la tensión comienza a desaparecer y todos se pueden despejar por medio de herramientas como: oír música relajante, observar la naturaleza, hacer una visualización dirigida, bailar o –simplemente– descansar.