La terapia del yoga para superar la pandemia y sus cambios en tu vida

Por Yakeen Carrión LMT, IYT

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“La yoga es la práctica de aquietar la mente y la consciencia”. 

Es por esta definición que en momentos donde tenemos que ajustarnos a cambios significativos, impredecibles e inconcebibles en nuestra vida, la yoga es de gran utilidad. 

Las posturas de yoga y los ejercicios de respiración que les acompañan llevan a la persona a una experiencia sensorial extraordinaria en la cual la mente se aquieta. Esa mente agitada, inquieta y en ocasiones temerosa que todos tenemos se destila, y así encuentra un estado de tranquilidad que permite que los pensamientos sean gradualmente de confianza y seguridad.

En la epidemia del COVID-19 se ha identificado que el virus afecta de forma particular a diferentes personas. Mientras se ha señalado que las personas mayores de 60 años tienen un riesgo mayor de complicaciones y muertes, también es cierto que personas jóvenes se enferman y pueden morir.

Se entiende que este virus será eventualmente adquirido por un 60% a 80% de la población en los próximos años. Sus consecuencias en la salud dependerán del individuo, no de el virus invasor. Esto es sumamente lógico considerando especialmente como algunas personas lo adquieren y lo manejan de forma totalmente asintomática, o sea sin ningún síntoma fisiológico y otras desarrollan complicaciones.

Estudiando la progresión de la enfermedad se evidencia que una vez el contagio 80% de las personas superan el virus sin mayores complicaciones que un catarro común, a esto se le llama la “primera fase”. El 20% que no lo superan desarrollan complicaciones en lo que se llama la “fase inflamatoria”. Esta fase es de origen auto-inmunológico, o sea que el virus no es el causante, más bien como nuestro cuerpo está respondiendo a defenderse del mismo. Usualmente esta respuesta de las defensas del cuerpo está fuera de proporción a las necesidades y son peores que la propia enfermedad inicial causada por el virus. Esta respuesta inmune exagerada es la causante de las muertes, no el propio virus el cual casi todos adquiriremos. 

Estudiando algunas condiciones parecidas de tipo inmunológico muy conocidas como el lupus, la diabetes (tipo 1), la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple observamos que en todas ellas el organismo está creando algún tipo de desequilibrio inmunológico que incluye la respuesta inflamatoria excesiva o un sistema inmunológico hiperactivo. Esta respuesta manifiesta una cantidad de complicaciones que desenlazan en un fallo respiratorio que en la mayoría de los casos resulta en la causa de muerte que comenzó con el COVID-19.

La tensión deteriora significativamente la salud. En especial la respuesta inmunológica asociada a las muertes por el virus. A pesar de que se han enumerado otros factores de riesgo como la obesidad, la diabetes, los trastornos cardiovasculares, la hipertensión, el asma, las enfermedades pulmonares crónicas y el cáncer; podemos evidenciar que la ansiedad complica significativamente el funcionamiento inmune. La mente y el cuerpo son uno, es por esto que la tensión afecta la respuesta inmunológica controlada y efectiva. 

En múltiples estudios se establece que  todas las condiciones inmunológicas son sumamente susceptibles al estrés o la tensión. A los pacientes del lupus se le recomiendan técnicas de relajación para reducir sus episodios crónicos “Flare-ups” y mantener la condición estable. Mientras la tensión bajo niveles saludables la respuesta inmunológica será adecuada.

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Por lo tanto es esencial desarrollar un programa terapéutico preventivo de relajación para en su momento contraer, combatir e inmunizarse al virus que casi todos tendremos. El aislamiento social actúa como reductor en la velocidad de contagio para que no todas las personas nos enfermáramos al mismo tiempo y el sistema de salud no se viera sobrecargado, pero lo conocido como “Herd Imunity” o inmunidad de grupo o colectiva será nuestro mejor desenlace.  En este tipo de escenario la mayoría de la población está inmune lo cual no representa peligro aun para las personas que no se han contagiado. 

Una vez superada esta etapa de contagio tendremos la etapa de la aceptación y adaptación a los cambios en nuestras vidas. La manera en que se realizan las actividades familiares, profesionales y sociales también cambiará. Es aquí donde la práctica del yoga, u otros ejercicios que integran el cuerpo y la mente hacia la quietud como el Tai-Chi y la meditación son esenciales para nuestra adaptación efectiva y consciente.

Al igual que en todos las grandes cambios sociales de la humanidad, luego de ellos viene un período de resurgimiento o renacimiento. El mismo traerá consigo grandes oportunidades de crecimiento para aquellos que superen la crisis con integridad y atentos a las oportunidades que ella ofrece, en especial en relación al servicio a los demás. 

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El autor es terapista de yoga certificado, terapeuta de masaje licenciado y maestro de yoga experimentado.